Parábola del padre Pródigo en misericordia .. Lc 15, 1-32

Comentario sobre Evangelio de Lucas ...

parábola del padre Pródigo en misericordia .. Lc 15, 1-32 

“Hijo tú siempre has estado conmigo y todo lo mío es tuyo”

Inicio afirmando esto. Nos cuesta aceptar que, luego de dos mil años, nuestra religión esté basada en el amor que se da de manera gratuita y no precisamente en la retribución entendida como mero cumplimiento de normas. No somos la religión del mérito sino de la gracia. Sería maravillosos repetir esto lo menos diez veces… En verdad, lo único que se nos pide en disposición o apertura a la gracia para ir viviendo la alegría que suscita el sentirse persona amada de Dios. Una cosa me preocupa mucho en términos de fe: manipular a Dios, construir nuestro “Becerro de Oro” para ajustarlo a nuestros criterios sobre lo que es bueno y malo. Lo peor es hacer de esto una institución y normalizarlo diciendo que es “su voluntad”.  Por mucho tiempo estamos recayendo en una perversión.

Ahora bien. ¡Qué texto del evangelio tan bella y genialmente construido el de este domingo! Vean como se repiten a lo largo del texto esta estructura (con la oveja, la moneda y el hijo menor): perderse, volver , encontrar y festejar. Y todo para ejemplificar cómo actúa un Dios Abbá (Padre-Madre) que es fuente de amor y no fuente de justicia retributiva. También para mostrarnos que el hombre se aleja o cierra al amor (pecado) y que es él mismo quien puede abrirse a la gracia del amor (reconciliación). Y, además, para indicarnos que ir al encuentro y estar en Dios prepara y es una fiesta permanente, llena de alegría. 

Sobre estas parábolas invito a fijar la atención en esto: la oveja es la que se pierde y no el pastor; el hijo menor es el que se va y toma distancia y no el padre; vale la pena detallar las acciones del pastor, de la mujer y del padre por encontrar lo perdido y cómo actúan cuando lo encuentran. Por demás, me cuestiona el que el pastor abandone a las 99 ovejas en un desierto para encontrar la oveja cien, con esto se expone a perder muchas más ovejas…. También, vienen a mi estos comentarios del común: “¿Cómo es posible que un padre acoja de semejante manera a un hijo que lo ha “matado” para quedarse con su parte de herencia y la derrocha? ¿Eso no es alcahuetería? ¡Esto no es real!". 

Otra cosa. Creo que con frecuencia el lector se identifica con la actitud del hijo menor y no mucho con la actitud del hijo mayor que señala y censura el amor del padre… Así que pregunto desde las mirada de este último: ¿A quién señalo y censuro?  ¿Acaso personas que son diferentes a mí porque veo que no son “normales” a nivel social, moral, sexual, etc.? No toleramos que Jesús coma con prostitutas, excombatientes, personas sexualmente diversas, divorciados, politiqueros, privado de la libertad... etc. 

Finalmente, creo que las actitudes celebrativas que se describen al final de cada parábola nos podrían parecer gestos desbordantes, exagerados, alcahuetas y derrochones. Tan propio esto de nuestras celebraciones latinoamericanas. En verdad, creo que el pródigo no es el hijo menor sino el Padre Amor. Esta parábola debería conocerse como la del "Padre Pródigo de Amor".  Es que ¡es un placer vivir en Dios!

Para reflexionar: ¿Crees que el hijo mayor después de conversar con su Padre accedió a entrar a la Fiesta? ¿Qué otra posibilidad(es) pondrías para culminar este relato? 

¡Oremos!

 René Rey, cjm